Se llama Alazne. Es la estrella indiscutible de Pekín Express .Ha llegado a la cumbre de la popularidad por ser totalmente insoportable. O sea, es la criatura ideal para un concurso de la tele: es tan borde y repele tanto que nos atrae bárbaramente. De envergadura discreta, tirando a pequeñaja, concursa en el programa en compañía de Meritxell, su madre. Tiene un carácter de armas tomar. Pasa del llanto a la ira más bestia en apenas dos o tres segundos de reloj. Es mandona, histérica y desagradable. Trata a todo el mundo a patadas. Y en la madrugada de antesdeayer vimos que en el interior de un autocar, camino de Katmandú, se enzarzó a golpes con otra concursante (Silvia) y le tuvieron que echar una botella de agua para apagar su encendido y tórrido cabreo. En cualquier otro concurso de la tele, cuando dos participantes se agreden, se les manda a casita, y adiós muy buenas. Excepto, naturalmente, cuando se trata de una perla cultivada, de una joya, como esta Alazne pequinesa. Ella solita, con sus desplantes, gritos, verborrea de cotorra y mal rollo, nos mantiene pegados al televisor. Su señora madre también ayuda mucho. Después de la pelea le dijo a su hijita, para tranquilizarla un poco: «No te preocupes. Silvia ya se ha comido dos buenas patadas que le he dado yo, mi amor». O sea, que la mamá también arrea. Si el Pekín Express, en lugar de emitirlo Cuatro, lo emitiera Tele 5, a esa pareja ya la estarían exprimiendo en una gloriosa tournée por todos los programas de la cadena, desde los Esenciales Ana Rosa hasta los dos Sálvame, el de tarde y el de noche. O sea, que ese rumor cada vez más potente de que Tele 5 va a absorber a Cuatro quizá sea por lo mucho que atrae Alazne a los directivos de la cadena de Berlusconi.