Ahora me siento como aquel niño pequeño ,me siento curiosamente como la primera vez que subí a una montaña rusa , fue en Valladolid a mitades de septiembre ,en la celebración de San Lorenzo, debía tener unos 10 años y ese viaje lo hice con mi papi que siempre me descubría cosas nuevas, el abuelo durante muchos años nos hizo salir adelante como fotógrafo y como vendedor de enciclopedias(sublime labor divulgativa de la cultura gallega, noos y a nosa terra), cuando el único touchpad que existía era pasar las páginas y buscar el termino incomprendido según el tomo de la primera letra, apasionante.
En la Feria de San Lorenzo estuvimos dos días y nos instalamos cerca de una verdadera maravilla, un charlatán que vendía cerámica y figuras de yeso pintadas de oro, me pase todas las horas embelesado con la destreza de este señor, micrófono en mano y convenciendo a la clientela de la maravilla que vendía, nosotros éramos muy listos ya que nos pusimos cerca de su puesto para aprovechar la tendencia ,José María me explico que las piezas le valían 300 pesetas y las vendía por 1000 y 2000 de aquella( sobre el año 85),la que más me quedo gravada, además de los caballos serpenteantes, era sin duda la de un busto de camarón de la isla con aquel kilaje de joyas de yeso que le adornaban el pecho, tengo muy buenos recuerdos de aquellos días, y sobre todo en mi interés párvulo que tenían las atracciones, nunca en vigo había visto tal cantidad y grandeza. Una montaña rusa¡¡¡¡, jamás había subido a una y no nos íbamos a quedar con las ganas, recuerdo aquella cola como si fuese hoy, los dos juntos y mirando hacia arriba con nervios y expectación ,aquella cola que avanzaba y cada vez se acercaba más el momento de subir y enfrentarte a tal inmensa aventura, con muchas ganas pero con aquel cierto miedo que gusanea un estomago ante algo muy nuevo y excitante.
2 comentários:
Amb papallones a la panxa....
T'estimo
reketemiau
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